Efectos de la inflación en la información económica y financieras de los negocios

En un artículo anterior, decíamos:

“En un contexto inflacionario la moneda nominal pierde su principal atributo en relación con este propósito, al expresar los distintos elementos del balance y del estado de resultado en una moneda que dependiendo del momento en el tiempo tiene un valor distinto debido al deterioro producido por la pérdida de poder adquisitivo de la misma.

Esta problemática del uso de la moneda nominal como unidad de medida no se debe confundir con el proceso de valuación de los activos y pasivos o del cálculo de los ingresos y costos que impactan el resultado.

Estas cuestiones referidas a los efectos que produce la inflación sobre la información económica y financiera de las empresas, que los contadores llamamos “cuestiones contables fundamentales”, son esenciales para determinar cuál es la información útil para la toma de decisiones, y son:

  • la definición de la unidad de medida a utilizar,
  • la elección de los criterios de valuación y
  • la definición del concepto de ganancia/pérdida o capital a mantener.

Cada una de las tres cuestiones tiene, como mínimo, dos opciones posibles, las que combinadas llevan a la existencia de, por lo menos, cinco modelos contables válidos para el análisis de un negocio.

El siguiente cuadro resume las tres cuestiones con sus dos alternativas.

CUESTIONES

CRITERIOS ALTERNATIVOS

 UNIDAD DE MEDIDA 

Moneda nominal

Moneda homogénea

CRITERIOS DE VALUACION

Valores originales

Valores actuales

CAPITAL A MANTENER Capital financiero

Capital físico

 

Los criterios alternativos, en cuanto a la unidad de medida, se podrían resumir entonces de la siguiente manera:

  • En condiciones de estabilidad monetaria, la moneda nominal del país (peso argentino) suele representar la mejor unidad de medida para expresar en términos económicos y financieros el patrimonio de una empresa y el impacto de las decisiones sobre el mismo.
  • En condiciones inflacionarias, la moneda nominal pierde valor como unidad de medida por el deterioro de su poder adquisitivo y debe ser reemplazada por una unidad de medida homogénea. La moneda homogénea es la moneda nominal re-expresada (o remedida, como se lo llama en las normas contables) en términos de poder adquisitivo equivalente, mediante el proceso de conversión a moneda homogénea o ajuste por inflación, utilizando un índice de nivel general de precios.  En Argentina, se utiliza el Indice de Precios Internos Mayoristas (IPIM).
  • Pero, ésta no es la única opción para la alternativa de moneda homogénea. También, se suele utilizar la conversión o traslación a moneda extranjera. Los usos y costumbres en la Argentina llevan a utilizar la traslación a dólares estadounidenses como un proceso sucedáneo de la conversión a moneda homogénea o ajuste por inflación. Sin embargo, si se utilizaran otras monedas, también sujetas a inflación, esta corrección es parcial.

En síntesis, las dos alternativas básicas para la unidad de medida son el uso de la moneda nominal o el uso de la moneda homogénea. Además, dentro de la alternativa de moneda homogénea, el uso de la moneda nominal ajustada por inflación o el uso de una moneda extranjera.

 

Criterios de Valuación

Los criterios de valuación se refieren básicamente al uso de valores originales, también llamados “costos históricos” o al uso de los valores actuales, también llamados “valores corrientes” para medir los activos y pasivos, en general.

Por valores originales entendemos el valor de incorporación al patrimonio de los diferentes activos y pasivos.  En cambio, por valores actuales consideramos el valor de reposición que dichos bienes o deudas tienen a la fecha de la medición.

Los criterios a utilizar para la valuación de los distintos activos y pasivos podrían incluir las siguientes alternativas:

  • Disponibilidades, cuentas a cobrar y pasivos en moneda extranjera: en general, se utiliza el tipo de cambio del momento de la valuación (valor actual). La alternativa sería usar el tipo de cambio histórico, o sea, el del momento de ingreso de la moneda extranjera al patrimonio.
  • Créditos y pasivos en moneda nominal: por su valor nominal (el resultante de la transacción que le dio origen, por ejemplo el importe facturado si se refiere a una cuenta a cobrar por ventas) y, alternativamente, por su valor actual, que se obtiene del flujo descontado de las cobranzas futuras.
  • Inversiones: por su valor original representado por el costo histórico, es decir, el valor pagado por la inversión en el momento de la adquisición o, alternativamente, el valor actual, representado por la cotización de la inversión a la fecha de valuación del patrimonio. También, podría utilizarse el valor proporcional de la participación en el patrimonio de la empresa en la cual se invirtió.
  • Bienes de cambio: por su costo histórico representativo del valor original de los bienes comprados o fabricados o, alternativamente, por el valor corriente representado por el costo de reposición o por el valor neto de realización en el caso de bienes fungibles que puedan comercializarse sin esfuerzo significativo.
  • Bienes de uso: a su valor original representado por el costo de adquisición o a su valor de reposición o costo de reemplazo por otro de igual capacidad productiva, como alternativa de valor actual.

La utilización de valores actuales mide la riqueza con mayor precisión, ya que, se refiere a los valores de “hoy”, en contraposición, con los valores originales que expresan valores de “ayer”, representados, en general, por costos históricos que muestran el valor de los bienes al momento de ser incorporados al patrimonio.  En este sentido, si el estado de situación patrimonial pretende expresar la riqueza de una empresa, considerando el atributo de “aproximación a la realidad económica” enunciado en las Resoluciones Técnicas de la Federación Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económicas, los “valores actuales” miden con mayor aproximación esa riqueza.

En general, la valuación de bienes con valores actuales tiende a reconocer incrementos o decrementos patrimoniales antes de que se produzca la venta o consumo de esos bienes, ya que, como analizamos en la introducción, al pasar de valores originales a valores actuales se produce un resultado, que permite mostrar la riqueza actual de la empresa.   En última instancia, la alternativa de valuar estos bienes a valores originales o valores actuales implica una alternativa de reconocimiento de esa variación de la riqueza antes de que se produzca la realización de los mismos. Este criterio, es mayormente aplicable a los bienes de cambio y no tan adecuado para los bienes de uso.

En el caso de los bienes de uso, el criterio de aplicación de valores actuales es más complejo. En realidad, la conservación de un bien de uso, en un período donde la variación del precio específico de ese bien se incrementa, no necesariamente significa un aumento automático de la riqueza.   El mayor valor se observará esencialmente en el futuro, a través del mayor margen de ganancia que se genere en los bienes y servicios que la empresa comercializa utilizando dichos bienes en su producción.  Es decir, no interesa la variación en el precio específico del bien de uso, sino la posibilidad de recupero de ese mayor valor en la venta de los bienes y servicios fabricados con él.

De todas formas, el reconocimiento “anticipado” de esa ganancia no es comparable con el reconocimiento de resultados por tenencia de bienes de cambio que, por su naturaleza, rotan más rápido y se convierten en dinero en el corto plazo.  En consecuencia, la utilización del costo de reposición para valuar activos fijos no es recomendable porque podría generar ganancias que finalmente no se realicen o, si se reconocieran como una reserva de capital, se deberían efectuar correcciones a la cuenta de capital, pudiendo distorsionarla.

Cualquiera sea el criterio de valuación utilizado para la medición de activos siempre deben ser sometidos a un test de recuperabilidad.  Para efectuar dicho test, comparamos el valor del activo según el criterio seleccionado con su valor recuperable (el mayor entre el valor neto de realización y el valor de utilización económica).  Este principio pretende no sobrevaluar ningún activo.

 

Capital a mantener

La tercera cuestión contable fundamental es el concepto de ganancia o su contravalor el capital a mantener.  Las alternativas en esta cuestión son el mantenimiento de capital financiero por un lado y el mantenimiento del capital físico por el otro.

El capital financiero se mide por los montos que los inversores aportaron al negocio, así como, las ganancias capitalizadas. Entonces, vemos que el capital financiero está representado por la moneda, ya sea la nominal del país o moneda extranjera, y este concepto está totalmente relacionado con la unidad de medida.  Es decir, cuando las condiciones inflacionarias indican que la moneda nominal ya no es representativa de una unidad de medida razonable, el capital financiero a mantener debe ser expresado en moneda homogénea corrigiendo ese problema.

El concepto de mantenimiento de capital físico está asociado con el criterio de no generar ganancias distribuibles en situaciones de incrementos significativos y diferenciales de precios específicos de los bienes que la empresa comercializa o utiliza en la producción de esos bienes, en el entendimiento de que la empresa necesita ese dinero para financiar la inversión productiva. Por otro lado, en situaciones donde esos precios específicos disminuyen o se incrementan menos que la inflación, el criterio de mantenimiento de capital físico permite distribuir dinero que no es necesario para el giro habitual del negocio o re-direccionarlo hacia otros negocios.

Cuando se utilice el criterio de valuar bienes de uso a costo de reposición la contrapartida es recomendable imputarla a una cuenta de ajuste de capital lo cual equivale a aplicar el concepto de mantenimiento de capital físico parcialmente.  Si, por el contrario, se optara por un criterio de mantenimiento de capital financiero, el efecto del mayor valor por el costo de reposición, neto del efecto inflacionario, se imputaría a resultados produciendo una ganancia que probablemente no se convertiría en efectiva hasta el consumo total del activo fijo.