La inteligencia moral del Consultor

En su libro “Inteligencia moral” (Ed. Aguilar), sus autores Doug Lennick y Fred Kiel definen a la inteligencia moral como “la capacidad mental de determinar de qué manera los principios humanos universales deberían aplicarse a los propios valores, objetivos y acciones”.

Además de conocimientos y habilidades profesionales para sus intervenciones, los clientes esperan que el consultor – ya sea independiente o integrante de una gran organización – tenga Inteligencia Moral. Es decir, la capacidad de aplicar los principios humanos universales en el “día a día” de sus conductas empresariales.

Un consultor efectivo y “honesto” actuará según sus valores morales, su experiencia y sus objetivos:

➔ Sus principios, valores y creencias fijarán el rumbo que debería elegir,
➔ Sus objetivos y sus expectativas producirán pensamientos y emociones que marcarán el tono de sus acciones.

Los principios humanos universales están compuestos por:

1. La Integridad: es decir la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
2. La Responsabilidad: dice el Diccionario de la Real Academia Española que responsable es quien está obligado a responder de algo o por alguien. Es la persona que pone cuidado y atención en lo que hace o decide. De tal forma, responsabilidad es la capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.
3. Interés por los demás: interesarse por los demás no implica desinteresarse por uno mismo sino es hacer propias las necesidades y expectativas de sus clientes.
4. Tolerancia: consiste en respetar las ideas, creencias y prácticas de los demás aunque sean diferentes a las propias del consultor.

Así la consultora sea pequeña o grande, esté comenzando sus actividades o tenga varios años de trayectoria en el mercado, se dedique al planeamiento estratégico o a la formación de operadores de call center, etc. estos cuatro conceptos se consideran principios universales pues son válidos más allá de cualquier particularidad.

Sin embargo, según la visión de Lennick y Kiel, los nuevos emprendimientos son el “laboratorio” ideal para probar los principios éticos. Entre otros pues:

➔ Los recursos suelen ser escasos.
➔ Es altamente sensible a los avatares de la economía del mercado en donde compite.
➔ Los errores tienen consecuencias inmediatas.
➔ El consultor independiente no dispone de una estructura que le sirva de “red de seguridad”.

Este tipo de situaciones pondrán a prueba la inteligencia moral del consultor que deberá seguir siendo íntegro, responsable, tolerante y mostrar un inquebrantable interés por su cliente aun en escenarios adversos.

En resumen: a pesar de las diferencias culturales y operativas entre las consultoras grandes y pequeñas las exigencias básicas de una conducta ética y moral, son las mismas.

Autor: Juan Carlos Gazia